Evaluación Neuropsicológica. Qué es y cuándo se recomienda

La evaluación neuropsicológica es un método diagnóstico que estudia y permite comprender cómo funcionan las diferentes áreas y sistemas del cerebro de una persona a través de la medición de sus capacidades cognitivas. Nos brinda información no provista por otros métodos de estudio, como pueden ser las técnicas neurofisiológicas y de neuroimagen.

Los y las Neuropsicólogas Clínicas, disponen de una formación específica donde se combina la aplicación de pruebas neuropsicológicas con la interpretación de otro tipo de estudios exploratorios (Resonancia magnética, Tomografía computada, Electroencefalosgrama, Potenciales evocados,…), además de tener conocimientos adicionales sobre neurología y psiquiatría. Todo ello permitirá entender mejor la situación da cada paciente y realizar un diagnóstico preciso de las distintas enfermedades neurológicas y psiquiátricas, en base a las cuales se diseñarán tratamientos personalizados.

Los resultados de la evaluación y diagnóstico neuropsicológicos se plasman en un informe detallado que se entregará al paciente o sus familiares.

Una evaluación neuropsicológica típica implica la medición de los siguientes aspectos cognitivos:

  • La capacidad intelectual general
  • El aprendizaje y la memoria
  • Las habilidades visoespaciales
  • El temperamento y la personalidad
  • El lenguaje
  • La atención y la concentración
  • Las destrezas de ejecución de alto nivel o funciones ejecutivas (por ej., secuenciación, razonamiento, resolución de problemas)

Utilidad de la evaluación neuropsicológica

La Evaluación Neuropsicológica puede ayudar a identificar déficits en áreas o funciones específicas (problemas de memoria vs problemas de atención, p.ejemplo) y establecer el alcance o gravedad de los mismos. Además, permite la caracterización del perfil cognitivo, diferenciando capacidades neuropsicológicas afectadas y preservadas.

Es especialmente útil para identificar la presencia y naturaleza de trastorno cognitivos precoces o leves. Muchas veces, cuando los problemas son muy sutiles, la evaluación neuropsicológica es la única herramienta que permite detectarlos.

La evaluación puede ser útil también para identificar problemas asociados con enfermedades médicas que pueden afectar la memoria y la atención , como la diabetes, las enfermedades metabólicas o infecciosas, o el alcoholismo. Los resultados de las pruebas también pueden servir para ayudar a distinguir entre diversas enfermedades, lo cual es importante porque el tratamiento apropiado depende de un diagnóstico preciso.

La evaluación neuropsicológica permite también clarificar las causas de un trastorno cognitivo dado (p.ej. depresión u otro trastorno emocional-conductual vs. patología cerebral). El desempeño de un paciente en las pruebas puede servir para planificar tratamientos, tomando como base los puntos fuertes para compensar las debilidades. Los resultados ayudan a identificar qué problemas deben ser los objetivos del trabajo y qué estrategias hay que usar.

Por otro lado la evaluación inicial permite establecer una línea de base de la situación del paciente sobre la que realizar luego comparaciones a lo largo del proceso de tratamiento (rehabilitación/estimulación cognitiva).

También permite evaluar los efectos de una cirugía cerebral (epilepsia, hidrocefalia, tumores,…) y es útil para evaluar los efectos de la toxicidad de ciertas terapias farmacológicas y no farmacológicas.

En qué casos se recomienda una evaluación neuropsicológica

En general, la evaluación neuropsicológica se recomienda cuando existen síntomas o quejas que afectan a alguna de estas capacidades. Las causas que originan estos problemas cognitivos pueden ser de tipo médico, neurológico, psicológicos o genético.

Si nos centramos en población infanto-juvenil hay en la actualidad un mayor consenso en relación a las patologías en las que es altamente aconsejable realizar una evaluación neuropsicológica:

  • Trastorno por Deficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)
  • Retrasos madurativos
  • Problemas de aprendizaje (dislexia, acalculia, etc)
  • Trastornos del espectro autismo
  • Trastornos generalizados del desarrollo
  • Alteraciones genéticas (X-Frágil, Síndrome de Down)
  • Parálisis cerebral, epilepsias, , etc.

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