Psiquiatría Infanto-Juvenil
La psiquiatría infanto-juvenil es una rama de la Medicina dedicada al diagnóstico, tratamiento y prevención de las patologías mentales que puedan presentar niños y niñas y adolescentes.
En la infancia y la adolescencia, como en cualquier otra etapa de la vida, pueden existir enfermedades y alteraciones psicológicas o psiquiátricas. De hecho la infancia y, sobre todo la adolescencia, son momentos críticos donde la persona es muy vulnerable. El psiquiatra infantil no solo conoce las bases neurobiológicas que subyacen a las enfermedades mentales sino que también es experto en diferenciar cualquier enfermedad médica que pueda simular o producir un trastorno mental. Su labor se centrará en realizar una evaluación clínica del problema del niño/adolescente y decidir el tratamiento más adecuado para cada caso en particular.
Si bien la Psicoterapia constituye la principal línea de intervención para abordar los problemas de salud mental en población infanto- juvenil, hay ocasiones donde requiere del acompañamiento de la prescripción de psicofármacos.
Los psicofármacos son sustancias que actúan a nivel cerebral regulando los desequilibrios neuroquímicos que subyacen a muchos trastornos psiquiátricos. Sus efectos positivos se reflejan tanto a nivel del estado de ánimo como en la conducta.
Son alternativas para el abordaje integral de los trastornos mentales de inicio en la infancia y la adolescencia. Se recomienda que se utilice siempre en combinación con otras intervenciones psicoterapéuticas sin interpretarse como una forma de controlar la conducta de los niños/as o de hacer que “molesten lo menos posible”.
En algunos casos, los fármacos suponen el tratamiento de elección y pueden contribuir a mejorar considerablemente la vida del niño o la niña. Su finalidad es reducir o eliminar los síntomas que conforman el cuadro clínico responsable de los problemas emocionales, de comportamiento y/o aprendizaje que presentan los niños/as.
En el caso de decidirse emplear psicofármacos, éstos deben formar parte del plan terapéutico en el que se han de considerar todos los aspectos de la vida del niño o del adolescente.
El uso de fármacos para tratar los trastornos psiquiátricos de niños, niñas y adolescentes es uno de los campos con mayor desarrollo en los últimos años, siendo numerosas las evidencias científicas acerca de la eficacia y seguridad de muchos medicamentos. En cualquier caso el empleo de medicaciones psicótropas en niños, niñas y adolescentes nos obliga a obrar con una especial prudencia cuando las incluyamos como parte del plan terapéutico.
Es importante tener presente que cada niño/a tiene necesidades individuales y cada niño/a necesita ser supervisado de cerca mientras tome medicamentos.
La farmacoterapia requiere de un conocimiento minucioso del fármaco, de sus indicaciones y riesgos potenciales. Resultará imprescindible comparar todo esto con la efectividad clínica, definiendo una balanza adecuada que nos permita una mejor toma de decisión. En este sentido es importante señalar que al margen de las indicaciones generales siempre deberá evaluarse cada caso a nivel individual, debiendo tener presentes la severidad del trastorno a tratar, sus limitaciones funcionales y la situación personal de cada menor y familia.
Cuando prescribamos una medicación debemos considerar también los objetivos que se persiguen con la medicación y la probabilidad de conseguirlos, pues el fármaco siempre constituirá un medio de ayuda y no un fin.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que tanto las Agencias Reguladoras de Medicamentos como las más prestigiosas Guías de Práctica Clínica en las que se asienta la práctica médica de excelencia, garantizan que solo aquellos medicamentos con demostrada eficacia y seguridad, sean los que finalmente se autoricen e indiquen para tratar los trastornos psiquiátricos que afectan a la población infanto juvenil.